Una de las cosas más interesantes y curiosas del café, es la cantidad de nombres que puede tener una misma preparación.
Y no me refiero a nombres según distintos países, como puede ser el café au lait, white coffee o café con leche, si no incluso dentro del mismo país y a veces, misma región, el mismo café puede tomar otros nombres.
Un ejemplo clásico, es el café solo, también llamado café negro, o simplemente café, así a secas.
Pero si hay un café que tiene muchos nombres, ese es el carajillo. Si bien es verdad que puede cambiar ligeramente la preparación, o el tipo de licor o bebida espirituosa utilizada, mucha gente usa ese término para hablar de un café con chispa.
La cuestión es, que realmente, cada preparación de carajillo tiene su propio nombre, y hoy, vamos a hablar del carajillo murciano, cuyo nombre puede dar lugar a confusión…
Contenidos
El café asiático
Realmente, de asiático tiene poco, pues es un café totalmente Español, creado en Cartagena, y muy típico en toda Murcia.
Como comentaba, se puede englobar dentro de los carajillos, pues lleva un chorrito de alcohol, pero además, tiene un ligero toque a canela, y lo más importante, hay que servirlo en una copa muy concreta, y bien caliente, por lo que es una preparación perfecta para el invierno.
Origen del café asiático
Este café nace en Cartagena, y es a día de hoy, un producto característico de ese municipio. De hecho, es tradicional servir como desayuno una rebanada de pan tostado con jamón, acompañado de un buen café asiático, para empezar el día con energía.
Pero para conocer el origen de este curioso café, vamos a sumergirnos en las dos posibles historias, que curiosamente, se contradicen entre si, por lo que de ti depende con cual te quieras quedar.
La primera historia, nos cuenta que este café se origino a principios del siglo XX, en los locales que frecuentaban los marineros al llegar al puerto, en la Calle Mayor. Al ser el puerto un importante punto de conexión, no era raro que llegasen marineros extranjeros, y parece ser que algunos de estos comerciantes asiáticos, pedían el café con un chorro de aguardiente y leche condensada, y de aquí el nombre de este café.
Sin embargo, existe otra versión, que dice que este café fue creado en el Bar Pedron, por Pedro Conesa Ortega. Cuenta esta historia que el café asiático nació a modo de camuflar el sabor amargo del café que salía de la cafetera de este local, pues estaba desgastada y el sabor a poso de café quemado se notaba mucho. Por lo tanto, Pedro decidió agregarle leche condensada y licor, para que este mal sabor no se apreciase.
Sea como fuere, lo importante es que a día de hoy podemos disfrutar de este delicioso café, y vamos a ver cómo prepararlo.
Receta del café asiático
A pesar de ser una receta sencilla, es importante seguir los pasos correctamente, ya que los ingredientes tienen un orden específico, para conseguir el efecto tan especial que nos ofrece este café. Otro detalle importante es que hay que servirlo en una copa o vaso de vidrio, por lo menos si quieres hacerlo siguiendo la receta original.
Ingredientes
Para preparar un café asiático, vamos a utilizar:
- Café espresso
- Leche condensada
- Coñac
- Licor43
- Canela
- Café en grano
- Corteza de limón
Hay quien le pone además hielo, pero así se convertiría en una receta más de verano.
Preparación
Para empezar, serviremos un poco de leche condensada en el fondo del vaso o copa que vayamos a utilizar. Con este producto, ya no necesitaremos azúcar para disfrutar de esta deliciosa bebida, y además le dará un toque especial y cremoso.
Más o menos, la leche condensada debe llenar 1/3 del vaso. Tras esto, hay quien pone primero el café y quién pone primero el alcohol. Yo personalmente te recomendaría que sirvas primero el licor, ya que así el café quedará con su espumita intacta.
Así pues, rellenamos otro tercio del vaso, con licor 43 y coñac, mitad y mitad. También hay gente que prefiere suavizarlo y utiliza otros licores con menos graduación o incluso Bailey’s o similares, pero un día es un día, y al menos habrá que probarlo como se debe una vez en la vida, ¿no?
El café
Una vez tengamos lista la chispa de nuestro café asiático, es hora de ponerle el café espresso. Al ser un café con muchos sabores fuertes, tanto la leche condensada como el alcohol, y lo que le pondremos después, es importante que sea fuerte y tenga cuerpo, por eso, te recomiendo las siguientes cafeteras:
- Cafetera Express: La versión doméstica de la clásica de cafetería. Tan sencillo como poner el café molido en el cacillo, colocarlo en su sitio, y apretar el botón. A los 30 segundos, lo paramos, y listo. Tenemos nuestro café espresso.
- Moka o italiana: Indispensable en cualquier casa, es la cafetera más típica. Se divide de tres piezas, una base donde pondremos el agua, que debe quedar por debajo del tornillito. Tras rellenarla, colocaremos el porta café, donde serviremos el café molido, recuerda que al contrario que en la máquina espresso, no debes prensar el café. Cerramos firmemente la cafetera, y la ponemos al fuego, cuando haga su distintivo sonido, el café estará listo. Apaga el fuego y deja que repose unos segundos para tener un delicioso café intenso.
- Cafetera de pota: Esta no es mala opción si vas a hacer café para mucha gente. Ponemos unos 20ml de agua por persona y lo hervimos, añadimos entonces unos 18gr de café molido por persona, dejamos que hierva 20 segundos y filtramos. Probablemente no quede exactamente igual, pero es otra opción viable.
- Cafetera de cápsulas: Tan sencillo como comprar la capsula que pone «Espresso». Al leer el código de barras, la máquina sabrá el tiempo y la cantidad de agua que debe aplicar, dejándonos un café perfecto.
Terminaremos nuestro café asiático sirviendo el último tercio del vaso, pero esto no acaba aquí.
Toques finales
Aunque el café espresso ya tiene espuma, puedes ponerle un toque más de cremosidad añadiendo un poco de espuma de leche, si quieres saber como hacerla sin necesidad de vaporizadores o aparatos, te lo cuento en este artículo sobre el cappuccino.
Sobre la espuma del café espresso o de la leche, espolvorearemos un poco de canela, y colocaremos también la corteza de limón, ya verás que la combinación de aromas intensos te dejará sin palabras.
Y si quieres darle el toque definitivo, coge uno o dos granos de café tostados, machácalos, y espolvoréalos por encima, esto hará de tu café asiático una experiencia superior.
Decisiones personales
Una de las virtudes de preparar tu propio café asiático, es que puedes retocarlo a tu gusto. Si no te gusta el dulce, reduce la leche condensada, si lo quieres más suave, prueba a hacerlo con café de filtro o de prensa francesa, que tendrá menos acidez.
Seguro que no has pasado por alto que la combinación de coñac y licor 43 suena potente, es por eso que si lo quieres hacer un poco más abstemio, estas en todo tu derecho. Puedes poner menos cantidad, o usar otros licores que te resulten menos potentes.
¿Cómo se toma el café asiático?
Ahora que ya lo tenemos preparado, hay que degustarlo. En muchos sitios te lo servirán acompañado de una pajita, así que puedes tomarlo de varias maneras:
Puedes removerlo y mezclar todos los ingredientes para tener una bebida con un sabor más homogéneo, pero igualmente sabroso e intenso, o bien puedes tomarlo sorbiendo los ingredientes por capas, para disfrutarlos uno a uno y solo ligeramente mezclados.
La última opción es disfrutarlo como un café Irlandés, que también se sirve por capas, y se bebe sin pajita. Tan solo bebe y los ingredientes se irán mezclando en tu boca, pero al mismo tiempo, estarán separados y podrás apreciar todos los matices que esta bebida puede ofrecerte.
La copa del café asiático
Ya mencioné arriba que este café se sirve en una copa de vidrio, o un vaso si no tienes, pero originalmente, y aun a día de hoy, la receta oficial se sirve en la llamada copa de campana fuerte. Esta copa se fabrica por primera vez en 1908 en Cartagena, por la Unión Vidriera de España, una fabrica que se ubicaba en Santa Lucía.
Aunque originalmente esta copa se pensó para vermut y disponía de una pierna, como una copa de vino o de cava, pero comenzó a usarse para servir este delicioso café, y debido a esto, entre los años 19332 y 1934, la fábrica cambió la forma de esta copa, quitándole la pierna, creando la que se conoce a día de hoy como copa de café asiático.
Sin embargo, esto siguió evolucionando, y además de la copa, Joseé Díaz Beltrán, un ciudadano que disfrutaba como nadie del café asiático, decidió crear un chupito especial para degustarlo, y en 1945 se comenzó a producir en masa el llamado vaso de vidrio tenso. Este vaso de vidrio resistía mejor las temperaturas, en comparación con la copa antes mencionada.
Ya en la actualidad, este vaso de café asiático ha vuelto a evolucionar, y desde 2016 se fabrica con polipropileno, para hacerlo todavía más resistente a las altas temperaturas y lograr así que sea más sencillo disfrutar de este café con tanta chispa.
Las variantes del café asiático
Cuando algo se vuelve popular, es imposible que no cambie y se adapte por la razón que sea, a los gustos más específicos de la zona, o de la persona que lo sirve. Y el café asiático no es una excepción.
Sin salir de Murcia, hay una versión de este café en la que el alcohol se sirve flambeado a parte en una jarrita, acompañado en esta de una rodaja de limón o naranja.
Navegando un poco, podemos encontrar un café muy parecido al café asiático en las islas Canarias, dónde es muy conocido y consumido el llamado Barraquito o Leche y leche, creado en Tenerife, en un quiosco llamado Los Paragüitas, situado en la Alameda del Duque de Santa Elena, en la ciudad de Santa Cruz.
En este caso, el café se sirve con leche condensada y leche natural, aderezado con alcohol, habitualmente el licor 43, pero esto puede variar según el bar o local en el que estés, y por supuesto, canela en polvo y piel de limón.
Las similitudes están ahí, y si nos guiamos por la primera historia del origen del café asiático de la que hablamos, es posible que los marineros y comerciantes que paraban en Murcia y pedían este tipo de café, también lo hicieran en otras rutas y puertos, como en Tenerife.
O puede que simplemente sea la casualidad, el uso de ingredientes que gustan, y como combinan con el café.
En definitiva, el café con licor es algo que gusta, y de ahí la cantidad de recetas que mezclan estos ingredientes por todo el mundo, desde el mítico café irlandés, hasta el carajillo, pasando por todas sus variantes, que no son pocas…