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El café de Colombia: Guía definitiva

Después de pasar por la importancia del café en México, siendo este país uno de los productores más importantes del mundo, toca moverse a otra parte del globo.

Pero sin movernos de continente se encuentra otro país cuyo café puede presumir de denominación de origen y calidad.

Estoy hablando de Colombia, que aunque el café le llegó desde África por los colonizadores, ha desarrollado una gran tradición alrededor del café.

De hecho, cuando se piensa en buenos cafés del mundo, Colombia es uno de esos países que vienen rápidamente a la mente.

Aunque el mayor productor sigue siendo Brasil, es difícil no pensar en este país de América del Sur sin pensar en la gran calidad de su café.

Contenidos

La historia del café en Colombia

Como todo origen antiguo, existen diferentes versiones a como llegó el café a Colombia y diferentes historiadores se decantan por diferentes historias.

Primeros registros del café en Colombia

Una de las historias más respaldadas es la que cuenta como en 1730 los jesuitas introdujeron el grano en Nueva Granada, gracias a un viajero que venía de las Guayanas a través de Venezuela.

Pero si nos remontamos a testimonios escritos, el más antiguo se atribuye a José Gumilla, un monje jesuita que registró la presencia del producto en su libro El Orinoco Ilustrado, de 1730.

Este registro cuenta la presencia del grano en la misión de Santa Teresa de Tabajé, en las cercanías de la desembocadura del río Meta en la Orinoquía.

El siguiente testimonio escrito que se pudo encontrar, fue elaborado por el arzobispo-virrey Caballero y Góngora en 1787. En este escrito cuenta, en un informe a las autoridades españolas, que se registró su cultivo en regiones cercanas a Girón, en Santander, y Muzo, en Boyacá.

Ya en 1835 se empezó a cultivar el grano de café en Colombia, de una forma más comercial, en Salazar de las Palmas y el norte de Santander. En estas zonas, el principal incentivo para el cultivo del café se le atribuye a Francisco Romero, un sacerdote de la época.

Su peculiar forma de animar a cultivar café consistía en imponer como penitencia la siembra del café a aquellos que fueran a confesarse.

Expansión y consolidación

Así es como el cultivo de este grano se expandió por toda la zona del país y, posteriormente, se consiguió una presencia del cultivo en Santander, el norte de Santander, Cundimarca, Antioquía, el centro del país y, mas adelante, el sur.

Es a partir de la segunda mitad del siglo XIX donde se consolida este cultivo como producto de exportación en Colombia.

Gracias a la expansión de la economía mundial, los hacendados colombianos del oriente del país pudieron encontrar oportunidades en el mercado internacional.

Con la llegada de los años setenta en el siglo XIX, el café entró en las bolsas mundiales, convirtiéndose así en la moneda internacional de muchos de los países productores.

Sin embargo, el turno de Colombia como exportador de café y productor mundial no llego hasta la década de los noventa en el siglo XIX.

Crisis y oportunidad

Durante la transición del siglo XIX al XX hubo una gran caída en los precios del mercado internacional, lo que afectó directamente a la rentabilidad y economía de las grandes haciendas. Esto, sumado al comienzo de la Guerra de los Mil Días, provocó la perdida de cultivos por no poder atenderlos correctamente.

Muchos de los hacendados del país quedaron endeudados entrando en crisis con todas las fincas cafeteras de aquel momento. Aquí es donde se produjo uno de los cambios más significativos en la caficultura colombiana.

Lo que para los grandes caficultores fue un problema, para los pequeños campesinos fue toda una ventaja.

Dado que el café es un cultivo que permite hacer un uso permanente e intensivo de la tierra se forjó una economía campesina de pequeños propietarios rurales que optimizaban su mano de obra familiar y que, a día de hoy, todavía subsisten.

Durante las dos primeras décadas del siglo XX, se organizó la asociación de productores colombianos de café, celebrando su primer congreso en Bogotá en 1921.

En el segundo congreso, que se realizó en Medellín en 1927, es donde se constituyó la Federación Nacional de Cafeteros. Esta estaba compuesta por los productores de café de las distintas regiones del país que estuvieran inscritos en ella.

Se organizaba como una persona jurídica de derecho privado de carácter gremial sin animo de lucro, y su objetivo principal era buscar una caficultura organizada y mundialmente competitiva.

La época moderna del café

Ya en 1960 Colombia era el segundo productor mundial de café, solo por detrás de Brasil, con café de todas las clases.

Aunque con la aparición de nuevas siembras en África todos los países productores sufrieron una pequeña crisis.

Debido a esto es que se creo un pacto mundial cafetero que regulase la producción, evitando el exceso de grano en el mercado para evitar una caída de los precios internacionales.

Sin embargo, a finales de los ochenta este pacto cafetero se rompió y a día de hoy los principales productores de café son Colombia y México, con un 53% de la producción mundial.

Los países que más compran café de Colombia son Estados Unidos, Alemania, Japón, Países Bajos y la Unión Europea.

Y gracias a todo esto es que en 2005 se reconoció el estatus de Denominación de Origen al café de Colombia.

Poco después, el 27 de Septiembre de 2007, también consiguieron la Indicación Geográfica Protegida de la Unión Europea.

Las regiones cafeteras de Colombia

Los principales departamentos productores de café son Huila, Antioquia, Tolima, Caldas, Valle del Cauca, Cauca, Risaralda, Santander, Cundinamarca, Nariño, Quindío, Norte de Santander, Cesar, La Guajira, Magdalena, Boyacá, Meta, Casanare y Caquetá.

Estos departamentos tienen sus cultivos, preferentemente, en terrenos de entre 1300 y 2000 metros de altitud y sus plantaciones ocupan más de un millón de hectáreas con una producción anual de doce millones de sacos.

Con la creación de Cenicafé, el Centro Nacional de Investigaciones de Café, y el servicio de Extensión Rural de los Comités Departamentales de Cafeteros se han ido desarrollando sistemas de cultivo y trazabilidad.

Así se permite diferenciar el producto y garantizar la mejor calidad posible, ya que el café se produce en todas las cordilleras y zonas montañosas del país.

Cauca

Esta región está ubicada en el suroeste de Colombia, en el llamado «Macizo Colombiano» y se caracteriza por su clima y alturas homogéneas.

Con unos suelos derivados de cenizas volcánicas, recibe corrientes frías de los volcanes de Sotará y Puracé hacia el oriente.

Los cafetales de Cauca retienen los azúcares y ácidos dentro del grano dándole estos importantes atributos al café que se prepara, además de suavidad.

La cosecha principal se recolecta entre abril y junio y se cultiva a unos 1700 metros sobre el nivel del mar.

Sus niveles de alta intensidad de brillo solar genera un déficit hídrico durante los meses de julio y agosto, lo que lleva a unas condiciones propicias para la floración.

Con una temperatura diurna cercana a los 11ºC y una temperatura media de cerca de 18ºC, además de una estación de lluvia intensa en el año, tradicionalmente en el segundo semestre del año.

Su perfil de taza se caracteriza por ser homogénea y balanceada, presenta una acidez alta y un cuerpo medio pero una impresión global balanceada, limpia y suave con algunas notas dulces y florales.

Esta región consiguió la denominación de origen el 10 de Agosto de 2011

Nariño

Ubicada al suroeste de Colombia, en el Nudo de los Pastos, se caracteriza por una gran diversidad topográfica y la riqueza de vertientes.

Los suelos de los andes nariñenses son derivados de cenizas volcánicas del volcán Galeras, lo que contribuye a la permanencia y sostenibilidad de los cultivos con sus suelos fértiles.

37 municipios de este departamento producen café, cultivándolo a 2300 metros sobre el nivel del mar.

Recolectando entre abril y julio, su ubicación cerca de la línea ecuatorial les da un constante número de horas de luz solar a lo largo del año.

Solo tienen una única estación lluviosa al año, que cubre desde octubre a mayo y los meses más secos van de junio a agosto.

Así se consigue un café de alta acidez, cuerpo medio, notas dulces pero con una taza limpia, suave y de aroma muy pronunciado

Su denominación de origen fue otorgada el 11 de febrero de 2011.

Huila

Esta región produce el 18% de todo el café colombiano, y está considerado como uno de los mejores del país. Situada al sur del país, sus plantaciones con alturas entre 1200 y 1800 metros sobre el nivel del mar, proporcionan unas condiciones óptimas para un café de alta calidad.

También disfruta de suelos volcánicos, y la gran mayoría de sus cultivos gozan de sombra natural.

Su sabor delicado, brillante acidez, y matices frutales, hacen que este café se haya ganado la aprobación de los grandes expertos.

Si estas interesado en conocer más a fondo esta región y su café, le hemos dedicado un artículo más exhaustivo.

Santander

El café producido en esta región colombiana destaca por ser cultivado a lo largo de más de 1000 veredas, o pequeñas poblaciones rurales, que se dedican a cultivar este exquisito grano.

No solo eso, si no que además, es la única región en todo el mundo que puede presumir de tener un certificado que demuestra que son un área libre de roya, una terrible enfermedad que afecta a los cafetos.

El sabor de este café destaca por ser suave y limpio, con toques a frutas y cítricos.

Siendo otro de los cafés con más renombre de Colombia, también le hemos dedicado un artículo.

Sierra Nevada de Santa Marta

Con zonas de cultivo en alturas superiores a los 1700 metros, y siendo estos cultivados con la aprobación de las tribus indígenas de la zona, ya garantiza un café delicioso y que respeta el medio ambiente.

Contrario a otras muchas plantaciones, esta variedad colombiana solo tiene una recogida al año, haciéndolo también, un café más exclusivo.

El sabor de este café destaca por su acidez media, y los tonos achocolatados y a nueces, que lo convierten en uno de los favoritos de los gourmets.

Y si te interesa conocer más de este café tan único, no dejes de visitar este artículo.

El éxito del café de Colombia: ¿La calidad?

El café de origen colombiano es de los más apreciados en todo el mundo, contando con cuatro denominaciones de origen nacionales y una nacional desde 2005.

Diferencias con otros cafés

Una de las principales diferencias del cultivo del café en Colombia con otros países reside en sus variedades, ya que solo cultivan la variedad arábica, la más apreciada por su sabor y aroma.

Las condiciones geográficas también juegan un papel importantísimo de cara a la calidad de este café, ya que su clima tropical junto a las altas montañas y sus suelos volcánicos fértiles dan unas condiciones idóneas para el cultivo de café.

Y la principal razón que lo diferencia del resto es su recolección manual por encima de la recolección automática, asegurando solo los mejores granos.

Juan Valdez, la imagen del café

Uno de los principales responsables del éxito del café Colombiano a nivel mundial reside en la Federación Nacional de Cafeteros, organización fundada en 1927 y que representa a los productores de café tanto a nivel nacional como internacional.

Pero su fama no viene de la nada, si no por que en 1959 decidieron crear un personaje que representara a sus 500.000 cafeteros colombianos.

Así, simbolizando el tesón y filosofía de trabajo del verdadero colombiano, es como nace la figura de Juan Valdez.

Diseñado por la agencia de publicidad Doyle Dane Berbanch, este curioso personaje se convirtió en el símbolo del café colombiano para el resto del mundo.

No solo eso, si no que la propia marca de Juan Valdez es reconocida en todo el mundo, el caficultor acompañado de su mula Conchita, un logotipo que representa al café colombiano al 100%.

Su fama lo ha llevado a participar, incluso, en programas de televisión, películas y series, no solo como publicidad.

De hecho, su primera aparición visual se encuentra en 1983 y, desde entonces, tres personas diferentes han encarnado la figura del productor de café, claro que con la experiencia necesaria como caficultor.

Pero aunque hay que reconocer el trabajo de publicidad de la figura de Juan Valdez a la hora de dar un gran reconocimiento mundial, no es la razón por la que el café de Colombia tiene una excelente calidad.

Sin esta calidad tan valorada además de sus métodos tan tradicionales de cultivo, ni la mejor campaña de publicidad podría haberle dado la fama y el éxito que tiene a día de hoy.

¿Sabe mejor este café fuera de Colombia?

Contrario a lo que uno pudiera pensar, tomarse un café en el lugar de origen no tiene por que ser una experiencia única e increíble.

En el caso del café de Colombia, muchos expertos han opinado que la diferencia de sabor entre el que tomaron en Colombia y en España era realmente grande.

Se encontraron con que el mejor café del mundo no sabía tan bien en su país de origen como lo puede saber en España.

Sin embargo esto tiene una explicación, ya que las políticas nacionales respecto a la industria cafetera resultan bastante estrictas con el tipo de grano que se puede sacar del país.

Razones

Lo primero que hay que analizar es como se trabaja el producto en Colombia, no solo el hecho de que usen la variedad arábica, si no el como se cultiva.

La recolección del producto es totalmente crucial y, debido a la topografía colombiana, los cafeteros recolectan de forma totalmente manual.

Es por esto que tenemos una mayor calidad del grano, ya que no dependen de máquinas que detecten los granos de peor calidad.

Todo se basa en la experiencia del recolector, para coger los mejores granos, evitando las recolección con maquinaria, que simplemente recoge todo el grano, ya sea bueno o malo.

Esta necesidad de recolectar a mano ha provocado que haya una exigencia mucho mayor en cuanto a la calidad del grano que se exporta.

Así, aunque se puedan recolectar granos de menor calidad, se seleccionan para que aquellos de mayor calidad puedan ser exportados al resto del mundo.

Además tienen que cumplir una normativa bastante estricta ya que todo grano que se exporte debe cumplir unos requisitos de calidad.

Por un lado tienen que cumplir requisitos respecto a la humedad del grano, pero también criterios de calidad respeto al olor, color y sabor.

En el caso de que el producto no llegue a los mínimos establecidos en dicha normativa, este grano se queda para ser vendido en Colombia.

Lo cierto es que esto ha llevado a que la población colombiana se acostumbre a un café de menos calidad.

Resulta muy irónico, pero así es como funciona el negocio del café, y como dice el refrán, en casa de herrero, cuchillo de palo.