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Toda la historia del café soluble

¿Alguna vez te ha dado pereza preparar tu cafetera? ¿o un día por lo que sea no tienes el tiempo necesario para prepararte tu café?

Para este tipo de casos, es siempre bueno tener por casa un bote de café soluble o instantáneo. Este producto derivado de los granos de café, se prepara por liofilización, es decir, se seca y se pulveriza, para que cuando quieras, lo mezclas con agua o leche y listo, tienes tu café.

Tarda en prepararse lo que tardes en calentar el agua o leche en la que vayas a disolverlo.

Como puedes observar, la principal ventaja de este tipo de café es la rapidez de su preparación, tan solo lo añades al líquido caliente y remueves y en 2 segundos tienes un café listo para tomar. Pero además, tarda más en estropearse que el café normal, y con menos cantidad de café puedes preparar más cantidad de bebida.

Es por estas razones que hoy vamos a ver un poco todo lo relacionado con este tipo de café, que es habitualmente usado, además de para cafés rápidos, en la preparación de repostería.

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Origen del café soluble

Alphionse Allais es el inventor francés que en 1881 patentó lo que sería el primer sistema de café instantáneo. Sin embargo, en 1890, mediante otro sistema diferente, aparecía en el mercado el «café Strang», pues su inventor no era otro que David Strang, de Nueva Zelanda.

Años después, en 1901, el científico japonés Satori Kato, que trabajaba en Chicago, mostró este producto en la Exposición Panamericana, en Nueva York. A parte de Kato, otro inventor americano creó su propio sistema para desarrollar café instantáneo y poco después, en 1910 lo comercializó. Él era George Louis Constant Washington, que al contrario que el científico japonés, realizó un gran esfuerzo comercial para posicionar este café como producto de consumo, mediante su «G. Washington Coffe Company».

Primeras comercializaciones del café soluble

Un año antes de que Washington lo comercializase, en 1909, Federico Lehnhoff, descubrió que el café al evaporarse dejaba un residuo al que si se le volvía a añadir agua caliente, recuperaba la bebida. Desde ese momento, Lehnhoff comenzó a desarrollar un sistema industrial para deshidratar el café, reduciéndolo a polvo que se disolvería en agua. Dos años después, a finales de 1911, Federico se asoció con Eduardo Tallien de Cabarrús, creando la empresa «Lenhoff, Cabarrús & Cía,Ltda.», con la que patentarían el denominado como tal, café soluble, tanto en Europa como en los Estados Unidos.

No mucho después, crearon la «Société du Café Soluble Belna», cuyo nombre provenía de las últimas sílabas de los nombres de sus esposas, Isabel y Susana.

El café soluble fue un éxito, y gracias a su calidad, fue distinguido con medalla de oro en la Exposición Universal de Gante, en Bélgica. De hecho, tuvieron varios años de bonanza, hasta que, debido a la conflagración mundial, la escasez de materia prima avocó a Belna al cierre.

A partir de 1938 es cuando Nescafé comienza a vender su propio café soluble, teniendo esta empresa el sistema de refinación de café más avanzado.

El café soluble Post Guerra

Tras la Segunda Guerra Mundial, y debido a los avances e investigaciones tecnológicas causadas por esta, indirectamente se desarrolló el secado por congelación al alto vacío. Durante la guerra, la Corporación Nacional de Investigación, o NRC, creó una sede en Massachusetts, donde usaban entre otros, este método de congelación al alto vacío, con la cual desarrollaban y procesaban penicilina, plasma sanguíneo y estreptomicina para el uso militar de los Estados Unidos.

Pero claro, la guerra terminó, y la NRC decidió buscar maneras de aprovechar sus procesos en usos no bélicos, por lo que crearon la empresa Florida Foods Corporation, que se dedicaba mayoritariamente al procesamiento de zumo de naranja en polvo. Esta empresa todavía existe a día de hoy, pero quizás la conozcas por otro nombre: Minute Maid.

Usos del café soluble

Este café suele venir en polvo o granulado, en recipientes de vidrio, aunque a veces también viene en lata. Una de las ventajas de este café es que en función de lo cargado o fuerte que lo quieras, puedes añadir más o menos, pudiendo hacer «aguachirri» de café o incluso crema de café, como en el caso del Café Dalgona.

Una cosa muy curiosa de este café es como se mezcla según el país. Por ejemplo, aquí en España, así como en Portugal y la India, lo más habitual es poner el café soluble directamente en leche caliente, o como la mezcla difiere en países como Corea del Sur, donde este café viene mezclado con crema no láctea y azúcar también en polvo.

También es muy curioso como en países como Gran Bretaña, casi el 75% del café comprado es soluble, mientras que en otros países con más tradición cafetera como Italia o los Estados Unidos, este café no representa ni el 10% del café vendido.

Otros usos del café soluble

Si te gusta la fotografía, es posible que ya sepas que el café soluble es uno de los ingredientes del «Caffenol-C», un revelador fotográfico no tóxico para imágenes en blanco y negro.

Además de este tipo de café, se necesita también ácido ascórbico y anhidro de carbonato de sodio. Otras recetas incluyen además bromuro de potasio, como agente reductor de la niebla.

Esto se descubrió en 1995, cuando comenzaron los experimentos en el Instituto de Tecnología de Rochester, aunque no fue hasta los años 2000 cuando comenzaron a añadir el ácido ascórbico, cambiando al mencionado y mejorado Caffenol-C, que al contrario que la primera versión, tiene menos probabilidades de manchar los negativos. Otra cosa que se descubrió durante los experimentos es que, curiosamente, los cafés solubles más baratos funcionaban mejor para este uso que los de marcas más caras.

¿Cómo se produce el café soluble?

En primer lugar, para este tipo de producción, se utiliza grano de café verde, y, de hecho, el 50% de la producción de este grano esta destinada a la preparación de café instantáneo.

Para obtener este tipo de café, los granos pueden pasar por dos procesos distintos: el secado por aspersión y la liofilización. En ambos casos, se va a tostar el café a temperaturas de entre 190 y 210 grados centígrados, y tras el tueste, se muele y se le extraen los sólidos solubles con agua caliente, en un método denominado extracción sólido-líquido. Este líquido obtenido, al que llamaremos extracto, es centrifugado y luego se va eliminando el agua por etapas, y es aquí donde entran en juego los dos sistemas.

En el secado por aspersión, se deposita el extracto en una cámara de secado donde este se atomiza y se pone en contacto con aire caliente.

Por otro lado, en la liofilización, se seca congelando el extracto a bajas temperaturas, y luego se somete a sublimación a bajas presiones.

De todo este proceso, del peso que teníamos de café verde, aprovecharemos tan solo el 40% como café soluble.

Composición del café soluble

Por lo general, el café instantáneo tiene menos cafeína que el café molido. En uno de los estudios realizados sobre el tema, comparaban distintas muestras de café realizado en casa, y se determinó que de media, el café soluble contenía 66mg de cafeína por taza de 225ml, mientras que, en un café realizado en cafetera de filtro, la media nos daba 112mg de cafeína por taza, lo que conlleva una diferencia bastante grande entre ambos cafés.

Si nos fijamos en los antioxidantes, en una taza de 180ml de café soluble se calcula que tendríamos un contenido en polifenol de 320mg, mientras que en un café preparado en cafetera, esta substancia aumenta hasta los 400mg aproximadamente.

¿Café soluble o molido?

Como hemos mencionado antes, el grano de café se recolecta y se tuesta, y es aquí donde se realiza la división. Por un lado podemos usar este café tostado para molerlo y empaquetarlo o encapsularlo para su uso en cafeteras domésticas, o bien se dedica el producto a realizar mediante los métodos que mencionamos arriba, el café soluble.

Y aunque pasen procesos relativamente parecidos, las características de ambos cafés son muy diferentes. Y no solo a nivel de composición, si no en cuanto a costes y comodidad.

Obviamente, en este último el café instantáneo esta muy por encima, tan solo necesitas calentar el agua o leche y disolver unas cucharadas de este producto para disfrutar de tu cafecito. Además, también es más barato.

En la otra mano, por muy cómodo que sea… no se puede negar. El café soluble no sabe igual. Por muchos procesos e innovaciones que investiguen, veo difícil que pueda superar en aroma, cuerpo y sabor a una buena taza de café preparada en una cafetera italiana.

Para acabar, un factor al que muchos consumidores de café le dan suma importancia, es el impacto medioambiental. Y a pesar de todo el proceso que conlleva, parece que el café soluble es más sostenible que el café molido. Según Perfect Daily Grind, aun con todo el proceso que conlleva el café soluble, tiene menos empaquetado que el molido, y además, al tener que desechar muchos residuos de café molido en sistemas de basura apropiados por las grandes fábricas, el café soluble acaba siendo más ecológico.

¿Qué café es más saludable?

Por muy cómodo que sea, el café soluble no es la opción más saludable. Debido al proceso de industrialización sufrido, se le añaden diversos conservantes químicos para hacer que los granos permanezcan en perfecto estado más tiempo, pero esto afecta a los componentes aromáticos y nutricionales de nuestro café. Además, al ser un producto ya procesado, al igual que en el café molido de mezcla, nos pueden colar granos de calidades diversas empeorando nuestro café.

Además, según informa Bioguía, a veces se utilizan semillas de tamarindo y polvo de achicoria, para añadir peso y color. Productos que pueden generar problemas estomacales, diarrea  u otros problemas de salud.

Otra cosa de la que nos avisan en el mismo portal es que en el café soluble, también encontramos una cantidad superior de azúcar y acrilamida, por lo que los expertos recomiendan controlar el consumo de este tipo de café, ya que si no se abusa del mismo, no debería existir ningún problema.

Yo personalmente no soy muy fan del café soluble, pero si que es verdad que esta bien tener un botecito en casa para esos días de máxima pereza, en los que no quieres limpiar los cacharros ni esperar a que la cafetera esté lista.

¿Y vosotros que opináis? ¿Cuál os gusta más? ¿Lo disolvéis en agua o en leche? Tenemos temas para debate con nuestro amigo el café soluble, así que sentíos libres de dejar vuestras opiniones en los comentarios.