A lo largo de diversos artículos hemos visto la cantidad de recetas que podemos preparar con nuestro grano de café. Con leche, con helado, con nata, incluso con nubes o malvavisco, todas son deliciosas.
Hemos visto incluso como lo podemos mezclar con cosas que a priori no nos encajan, como con calabaza o con tónica en recetas para otoño y para verano. ¡Y lo más increíble es que siguen sabiendo a gloria!
Además, con tanto fan del café por el mundo, no podía demorarse mucho que apareciesen recetas que quizá no tengan al café como protagonista, pero si como ingrediente primordial.
Así que vamos a mezclar nuestro café con harina y huevos y ver 3 deliciosos postres con los que endulzarnos el paladar.
Contenidos
Pastel de café y avellanas
Si tienes avellanas, nata y café, estas listo para preparar este delicioso postre. Vamos a ver paso a paso como prepararlo e incluso algún consejo extra para toques finales, como bañar la tarta con chocolate líquido templado, o virutas de chocolate y frutos secos. Vamos a empezar por lo que necesitamos:
Ingredientes
Lo más básico, sin los alimentos necesarios no podemos empezar, así que veamos las cantidades para preparar el pastel:
- 250 mililitros de café
- 150 gramos de azúcar glas
- 8 yemas de huevo
- 8 láminas de gelatina
- 500 mililitros de nata para montar
- 150 gramos de avellanas
- 70 gramos de azúcar
- Mantequilla
- 50 gramos de cacao
- 100 gramos de chocolate negro
- 100 gramos de azúcar para la salsa
- 1 vasito de nata líquida para la salsa
- 1 vasito de leche
- 50 gramos de avellanas para decorar
- 50 gramos de chocolate negro para decorar
Preparación
El pastel
Para empezar, vamos a trocear las avellanas mientras dejamos la gelatina a remojo en agua fría por 5 minutos. En un cacito, ponemos las avellanas troceadas con el azúcar y las caramelizamos a fuego lento. Una vez estén en su punto, las ponemos en una lámina de papel sulfurizado, o papel de horno, para que enfríen y no se peguen. Una vez frías, las picamos más con una batidora o robot de cocina, o si no dispones de estos medios, un mazo puede servirte.
Una vez tengamos esto listo, en otro cacito, hervimos la leche, y apagamos el fuego para que se temple. Mientras, batimos las yemas de huevo con el azúcar glas y cuando estén blanquecinas, vertemos la leche caliente sobre la mezcla. Es importante no dejar de remover con una varilla hasta que la nueva mezcla espese. Le añadimos ahora la gelatina escurrida, y removemos de nuevo. Ahora separamos la crema en dos partes iguales, y a una de ellas le añadimos nuestro delicioso café, mientras que a la otra mitad le incorporamos las avellanas caramelizadas.
Montamos la nata líquida con una varilla, o si no quieres cansarte, con una batidora eléctrica, y ponemos la mitad en la mezcla de café y la otra en la mezcla de avellana.
Cogemos un molde y lo untamos en mantequilla, y una vez engrasado, añadimos la mezcla de avellana y lo dejamos reposar en la nevera unos 40 minutos. Una vez este cuajada, vertemos por encima la mezcla de café, y volvemos a dejarlo reposar en la nevera, esta vez por 6 horas.
Toques finales
El postre básico está listo, pero si quieres darle un toque más profesional, vamos a preparar una deliciosa capa de chocolate para cubrir el mousse de café y avellana:
Calentamos leche y le añadimos azúcar y cacao en polvo, y dejamos que hierva. Añadimos la nata, y, cuando hierva de nuevo, añadimos el chocolate para fundir, y lo mezclamos hasta que quede uniforme.
Ahora sí, desmoldamos nuestro pastel, y lo decoramos con las virutas de chocolate y avellanas, o si quieres, añade cualquier otro fruto seco que te guste, como nueces o incluso cacahuetes. Una vez este esto listo y el chocolate líquido haya enfriado un poco, con un cucharon bañamos el pastel para dejarlo recubierto con delicioso chocolate.
Este recubrimiento final lo puedes hacer también con chocolate blanco si te gusta más dulce, o simplemente ponerle un poco de nata montada o caramelo. Es una receta versátil y puedes amoldarla a tus gustos.
Espero que te haya gustado, pero si no eres de avellanas, ¡espérate que tengo más!
Mousse de café con galleta, canela y nata
Aunque es una receta sencilla, vas a necesitar como mínimo un molde desmontable y papel de horno si no quieres que se deshaga todo cuando vayas a servirlo. Esta receta usa café soluble y esa deliciosa mezcla de galletas con mantequilla para hacer una base crujiente. Además, si quieres quedar como un gran master chef, una manga pastelera te vendrá bien para darle los toques finales.
Vamos a ponernos manos a la obra:
Ingredientes
Para la mousse necesitaremos:
- 200 mililitros de leche
- 250 gramos de queso blanco para untar
- 600 mililitros de nata para montar
- 150 gramos de azúcar
- 5 mililitros de extracto de vainilla
- 20 gramos de café instantáneo
- 4 hojas de gelatina 8 gramos
- Canela en polvo
Para la deliciosa base de galleta, necesitaremos:
- 200 gramos de galletas maría
- 80 gramos de mantequilla
Preparación
Preparando la Base
Fundimos la mantequilla en una sartén o en un cacito, y dejamos que enfríe un poco. Trituramos las galletas, si dispones de un robot de cocina o una picadora eléctrica genial, si no, a la vieja usanza: el mazo. Una vez tengamos nuestras galletas hechas polvo, las mezclamos con la mantequilla fundida y removemos hasta obtener una masa. En el molde para tartas, en el que te recomiendo poner papel de horno tanto en la base como en las paredes, depositamos la mezcla, esparciéndola bien para que quede homogénea. Finalmente, la colocamos en la nevera para que endurezca, y mientras, seguimos con la mousse.
Haciendo la mousse de café
Para empezar, hidratamos las hojas de gelatina en agua fría por 5 minutos, como en la receta anterior. Llevamos leche a ebullición e introducimos la gelatina, removiendo hasta que se disuelva.
Por otro lado, en un bol mezclamos el queso, extracto de vainilla, 100g de azúcar y el café soluble, que debemos introducir ya disuelto en dos cucharadas de agua caliente, para que tenga textura cremosa. Una vez tengamos esto bien mezclado, añadimos la leche con gelatina y volvemos a mezclar bien.
Batimos en otro bol la nata líquida hasta que quede semi-montada, es decir, que sea todavía algo líquida, pero que al levantar la varilla, deje como unos piquitos en su superficie. Una vez tengamos esto, lo añadimos a la mezcla anterior y removemos suavemente, desde los bordes hacia el centro.
Ahora sí, sacamos nuestro molde de la nevera y vertemos la mezcla, asegurándonos de que la superficie quede bien nivelada y plana. La colocamos en la nevera, y la dejamos ahí cuajando por lo menos 4 horas, déjala más tiempo si no tienes prisa.
Decoración final
Un poco antes de que la vayas a servir, es hora de preparar los toques finales con la nata que nos sobró. La ponemos en un bol y la batimos hasta que este casi montada, entonces añadimos el azúcar que nos quedó y la terminamos de montar. Puedes decorar tu mousse a cucharadas o hacerlo un poco más exquisito metiendo la nata en una manga pastelera para que la nata quede bien puestita.
Consejos finales
- Para montar bien la nata, tiene que estar fría, si no te va a ser más difícil que alcance la textura que buscamos.
- Si prefieres, puedes usar queso mascarpone en vez de queso de untar, e incluso le puedes dar un ligero toque a tiramisú espolvoreando un poco de cacao a la mezcla.
- Deja a la mousse que enfríe bien, las prisas no son buenas consejeras, y si quieres que tenga la textura ideal, no te queda de otra.
Como ves, la preparación en sí no lleva demasiado tiempo y esta deliciosa, para una tarde con amigos y acompañado de una taza de café. Vamos ahora a ver la última de las recetas de hoy.
Helado de café y vainilla
La última receta de hoy es la más fresquita, perfecta para una tarde calurosa de verano. Con tan solo 4 cositas, y sin necesidad de una heladera, podremos preparar un cremoso helado simplemente removiendo de vez en cuando mientras lo congelamos.
La idea es saborizar con café soluble un helado de vainilla que ya hemos comprado previamente, pero si dispones de una máquina heladera y quieres hacerte tu propio helado de vainilla, que nadie te detenga.
Además, vamos a preparar también algo de chocolate líquido para subir aun más el nivel de exquisitez de este postre.
Ingredientes
Tan solo necesitamos 4, pero la cuestión es la cantidad de cada uno:
- 400 gramos de helado de vainilla
- 2 cucharadas de café soluble (si quieres que tenga más sabor, añade más)
- 100 gramos de chocolate con leche
- 100 mililitros de nata para montar
Preparación
En un bol, vamos a poner la mitad del helado de vainilla y lo dejamos ablandando un poco en la nevera. Cuando este ligeramente derretido, le añadimos el café soluble, dejando un poquito apartado para decorar al final, y removemos con la batidora eléctrica si disponemos de ella, y si no, a manita con una varilla. Una vez este todo perfectamente mezclado, lo devolvemos al congelados durante 2 horas.
Recuerda de vez en cuando, cada 30 minutos o así, sacarlo y removerlo un poco, para conseguir una textura super cremosa.
Por otro lado, vamos a preparar el chocolate líquido. En un cazo ponemos nata y la calentamos, sin que llegue a hervir. Una vez en ese punto, añadimos el chocolate que previamente hemos picado en trocitos, para que sea más fácil que se derrita y quede homogéneo, y removemos con una varilla. Si usas chocolate soluble tipo Paladín a la Taza, es lo que te ahorras.
Una vez tengamos el chocolate perfectamente mezclado, lo reservamos.
Finalmente llega el momento de servir. Hacemos bolas del helado con café y del helado de vainilla que no tocamos, y las ponemos en el plato o copa donde lo vamos a tomar. Espolvoreamos con suavidad un poco del café soluble que separamos antes y ponemos el chocolate aun caliente en un recipiente a parte. La idea es ir sirviendo el chocolate a cucharaditas según vas comiendo, para que no se deshaga toda la bola de helado.
Consejos finales
- Si metes la cuchara para servir el helado en agua caliente, te será mucho más fácil servirlo y quedara perfecto. Además, puedes dejar el helado unos 20 minutillos en la nevera para que no este tan duro y quede bien cremoso.
- Como casi cualquier receta de helado, eres libre de ponerle los toppings que más te gusten: frutos secos, muesli, cereales, chocolate en trocitos… Deja volar tu imaginación.
- Aunque aquí decidimos usar helado de vainilla, si dispones de otras variedades en tu congelador, puedes usarlas para acompañar a las bolas con café, pero usa el de vainilla para la mezcla, pues es el que mejor sabor te dará.
Y eso es todo amigos, sé de sobra que con la cafetera os atrevéis, pero, con estas recetas, ¿no os apetece también coger los moldes y empezar en la repostería?
En otros artículos traeré más recetas con café, así que id calentando el horno.
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