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Experimentos con café: Rayos laser en cold brew

Cuando apetece un café frio, el primer pensamiento siempre es echarle unos cubitos de hielo, sin embargo, esto provoca que acabes con un café aguado.

También se puede optar por dejar enfriar el café naturalmente o echarle leche fría, pero así pierde sabores o no se enfría lo suficiente.

Por eso la mejor opción es optar por los cafés infusionados en frío o cold brew, que además de poder tomarlos en frío, tienen un sabor menos amargo con incluso más cantidades de cafeína que el café hecho con métodos más tradicionales.

Además de no ser tan amargo, las notas aromáticas del cold brew son mucho más potentes y se puede combinar con hielo ya que es una versión concentrada, por tanto no se aguaría tanto como un café espresso, además de, si lo prefieres, tomar con leche o solo o incluso caliente.

Se podría decir que este café es una seña de identidad de los millenial, que lo han adoptado como seña de identidad y ayudado a generar un mercado de mil millones de dólares.

La principal desventaja de este tipo de café, es el tiempo de infusionado, ya que necesita al menos 12 horas para estar listo.

Es cierto que puedes comprarlo ya preparado, ya que con la creciente demanda de los millenials, muchas marcas se han sumado a su producción.

Pero en caso de querer prepararlo, es relativamente sencillo, su único problema es el tiempo ya que solo necesitas café molido grueso, agua y dejarlo reposar en la nevera doce horas, o una noche, antes de filtrarlo.

El problema que supone esto es que no todo el mundo tiene el tiempo, la energía o, en mi caso, la memoria como para dejar este café preparado desde la noche anterior.

Y así es como la ciencia ha ido buscando métodos más rápidos de infusionar este café, para que su producción pueda ser mucho más rápida.

En este caso, usando rayos láser, una investigación que fue publicada en la revista Nature Science of Food, los científicos de la Universidad de Duisburg-Essen en Alemania desarrollaron este método que acelera el tiempo de preparación del cold brew.

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El éxito del cold brew

Todos los cafés tienen un sabor característico que viene muy determinado por su elaboración, lo mismo pasa con el cold brew o infusión fría.

Si tu gusto por el café es que sea menos amargo y ácido, este tipo de infusión es para ti, ya que el café caliente o enfriado con hielo no posee estas características.

Y esto tiene su explicación científica gracias a la química: al utilizar agua caliente para disolver los compuestos de los granos de café, el calor cambia la composición de estos y por tanto su sabor.

Así es como aparecen esos sabores más amargos y ácidos, además de que hay moléculas que se descomponen por el calor y hacen que pierda partes de su aroma.

Al infusionar en frío, esto no pasa, por eso el cold brew tiene estos perfiles de sabor tan diferentes y que pueden resultar más agradables.

Se podría decir que, en esencia, son dos bebidas diferentes, ya que tienen unos cambios lo suficientemente marcados para hacer esta consideración.

Esto se explica mejor si piensas en el olor de café recién hecho que puedes notar en tu cocina cuando preparas una cafetera o un espresso.

Que este olor esté presente quiere decir que estos compuestos aromáticos se están evaporando, deja un olor agradable en tu cocina, pero eso quiere decir que estos aromas no estarán en tu café.

Café, experimentos y láser

Con toda esta información que nos da la ciencia, el cold brew ganó popularidad haciéndolo uno de los cafés preferidos de las nuevas generaciones.

Pero su largo proceso de elaboración seguía siendo un inconveniente muy común y por eso la ciencia volvió a nuestro rescate.

Los primeros en intentar buscar un método de infusión frío más rápido fueron un equipo de investigadores, en su mayoría de China, que utilizaron ultrasonidos y consiguieron reducir el tiempo de infusión de 12 horas a 1 hora.

Es un cambio considerable, ya que con este sistema, si pudiera adaptarse a los hogares, podrías dejar el café infusionando mientras organizas tu día, o haces cualquier otra cosa.

Sin embargo, una nueva investigación consiguió reducir su tiempo de elaboración a solo tres minutos utilizando unos láseres.

Como un rayo láser podría sobrecalentar la muestra, los científicos utilizaron láseres pulsados, es decir, que se encienden y apagan muy rápidamente.

Estos láseres, que se encendían y apagaban cada picosegundo, es decir una billonésima de segundo, se aplicaron en una mezcla de café en polvo en agua durante tres minutos.

La mezcla acabó calentándose hasta los 5ºC, pero al ser una temperatura tan baja, se sigue considerando como cold brew.

Analizando los componentes encontrados en este café se comprobó que los niveles de acidez eran comparables a los de los cafés infusionados en frío y menos que la de los cafés elaborados con agua caliente.

El contenido de cafeína resultó menor que en la infusión en frio pero mayor que la infusión en caliente.

Pero, experimentando más con estos láseres y su velocidad en los pulsos y tiempo de exposición, podrían conseguir una gran variedad de nuevos perfiles de sabor.

Quien sabe, igual en unos años todos tenemos un láser en casa destinado a preparar nuestro café cold brew.

Razones para hacer cold brew

Solemos entender que, para preparar una infusión, es necesario, sí o sí, el agua caliente. Pero esto no es así, pues el agua caliente solo permite realizar la infusión mucho más rápido, aunque al mismo tiempo, puede conllevar a aromas o sabores que no son los ideales.

Al realizar el café mediante esta técnica, obtenemos una bebida más suave, con un color ligero y aguado, sin crema, y un aroma más sutil en la nariz, pero que al degustarlo en boca, gracias al gusto retronasal, podremos apreciar muchos matices nuevos.

Además, la suavidad de este café permite que su sabor gane otros tonos, convirtiéndose en una bebida más compleja y llena de matices. Ten en cuenta, eso si, que aunque parezca más ligero, en lo que a cafeína se refiere, esta bastante más cargado que un café normal.

Lo bueno es que, respecto a nuestro estómago y a la digestión, este café, al ser menos ácido, será mucho más amable, tema importante si tienes alguna dolencia que te obliga a reducir o eliminar el café habitual de tu dieta.

Preparar cold brew en casa

Esta técnica tan popular entre los millenial se cree originaria de Japón, país que además consiguió popularizar esta elaboración.

Para prepararlo puedes utilizar cafeteras de diseño como la Hario o el sifón, pero realmente no necesitas ningún artilugio especial si quieres prepararlo en casa.

Solo necesitas un buen café en grano recién tostado, de tueste natural y de buena calidad, eligiendo la variedad que más se acerque a tu gusto personal.

Aunque si que es cierto que los cafés más afrutados son los que mejor funcionan en una infusión fría.

Lo ideal es moler los granos al momento, pero si no dispones de molinillo, conseguir un café molido de grano medio-grueso, ya que si fuera medio-fino acabarías con una bebida muy astringente y ácida debido a una sobre extracción.

El agua también es muy importante a la hora de preparar este tipo de café, ya que conforma un 90% de la bebida final.

Por tanto lo ideal es usar aguas purificadas o minerales de buena calidad, en vez de agua del grifo directamente.

Claro que no hay una formula mágica y secreta para esta infusión fría, tienes que jugar con los tiempos y proporciones hasta encontrar la receta que mejor se adapte a tu gusto.

La formula más recomendada es una proporción de 1:4, es decir, una parte de café por cuatro partes de agua.

Receta

Aunque no exista una fórmula secreta, es cierto que hay una receta estándar de esta infusión fría, que se puede ir modificando según el gusto personal de cada uno.

Ingredientes

  • 250 g de café en grano de tueste natural y molido medio-grueso
  • 1 litro de agua mineral de calidad

Elaboración

Para empezar hace falta moler el café hasta que este en un punto medio-grueso, si ya has comprado el café molido, este paso puedes saltártelo.

Ahora combina el café molido con el litro de agua en un recipiente de cristal o vidrio, como un tarro, que tenga una tapa hermética.

Remueve el contenido, ya sea con una cucharilla o cerrando la tapa y agitando, hasta que tengas una mezcla homogénea del café molido con el líquido.

Déjalo reposar en un lugar fresco, seco, lejos de fuentes de calor o de la luz directa del sol y a temperatura ambiente entre ocho y doce horas.

En estos días de verano, que hace tanto calor, puedes infusionarlo en la parte menos fría de la nevera o dejarlo menos tiempo, pero estando a temperatura ambiente, en invierno por ejemplo, podría extraerse hasta 24 horas.

Por ultimo, filtra el café a través de un filtro de papel o una tela de muselina colocada en un colador fino.

Conserva tu cold brew y acompáñalo bien

Este café se puede tomar recién filtrado, aunque su sabor mejora tras haber sido refrigerado durante un par de horas.

Se puede tomar solo, con hielo, ya sea en cubitos o picado, o añadiéndole leche o más agua ya que, al ser una bebida tan concentrada, su sabor suele mejorar al diluirla un poco.

La ventaja de que sea tan concentrado es que es ideal para la elaboración de otras bebidas o cócteles o incluso algún postre basado en el café.

Este tipo de infusión, se combina muy bien con los sabores cítricos, por lo que con un twist de piel de limón se obtendrá una bebida realmente refrescante para el verano.

La principal ventaja de esta infusión es que se puede conservar en la nevera hasta unas dos semanas hasta que empiece a perder propiedades y sabor.

Por lo que, aunque sea una preparación lenta, puedes calcular las cantidades para tener esta infusión fría para dos semanas.

También se puede congelar para hacer granizados o cafés fríos añadiéndole leche a estos cubitos de hielo.

Desde luego que este café es digno de probar y realmente fácil de preparar, sólo hace falta acordarse de prepararlo antes de irse a dormir.